Diario de Aprendizaje: Redefinición de situación enseñanza-aprendizaje.
Tengo recuerdos difusos de muchos profesores, muchas asignaturas y muchas situaciones en mi vida estudiantil, pero siempre hay profesores y clases que, para lo bueno o para lo malo, nunca olvidamos.
Es el caso de mis clases de Historia en 1º de Bachillerato y os hago una composición de lugar.
Imaginad, una hora entera dando clases con un profesor que se dedicaba a leer sus apuntes en este caso, hablando sobre la Edad Media, con esa voz ronca y tono monótono, y el resto de los alumnos nos dedicábamos a ir tomando apuntes de lo que leía o nos decía. Al final de la clase, ni preguntas, ni explicaciones... simplemente, él venía a hablar de su libro. En otras palabras, era una clase Infumable.
Recordando aquello y procediendo a analizar dicha clase, nos encontrábamos con ese método arcaico de enseñanza, en el que primaba un modelo unidireccional, exclusivamente informativo del profesor al alumno, sin que hubiera estímulo alguno y ni por asomo, hablar de feedback.
La fase adquisitiva del alumno en sus clases era simple, toma de apuntes y a memorizar. Por otro lado, la fase reactiva, una vez adquirida la información y conocimiento, se materializaba mediante la realización de un único examen trimestral.
El rol del alumnado era simple, consistía en memorizar la mayor cantidad de contenido posible. El enfoque tradicional no se preocupaba por otras cosas. Era un aprendizaje superficial en el que se basaba la enseñanza antiguamente. Obviamente dichos conocimientos duraban poco ya que calaban en menor medida.
El rol del profesor era básicamente que era él, el único que sabía y tenía los conocimientos. Presupone que sus alumnos no saben absolutamente nada en todos los sentidos y por tanto, solamente permitía que sus conocimientos y palabras se reprodujeran con la misma exactitud con las que las impartía. Él enseña, el alumno repite lo mismo que le enseñó. Prácticas tradicionales ya más en desuso que eran mecánicas y de memorización.
Pues bien, ahora nos preguntamos, si todo eso que viví en su día, podría haberse cambiado en su totalidad. De ahí que ahora procedamos a redefinir esa situación de enseñanza-aprendizaje.
REDEFINICIÓN:
Te planteas numerosas preguntas a la hora de proceder a la realización de una clase, como qué tipo de profesor quieres ser o cómo quieres enseñar a tus alumnos. Por todo ello, es por lo que vamos a redefinir como sería la asignatura impartida de una forma actual para que el alumno pudiera aprender de manera óptima.
Para ello, nos basaríamos en una estrategia didáctica, donde tendríamos que ser hábiles como docentes en el sentido de saber comunicar. A tener en cuenta que para poder planificar el proceso de enseñanza-aprendizaje debemos hacer especial hincapié en 4 fases, en primer lugar, la fase previa, la fase de inicio o de motivación, la fase de ejecución o desarrollo y la fase de conclusión o cierre.
En la primera fase, o fase previa, tendremos que revisar las competencias que queremos lograr, que alcance tiene, criterios... Para ello nos centraremos en ver la capacidad y potenciación del alumno a la hora de adquirir los conocimientos necesarios sobre la historia en la Edad Media.
La segunda fase, o fase de inicio o motivación, trataremos de motivar al alumno, tratando de captar su atención a fin de que obtengan interés y quieran participar de la clase. Para ello, trataremos de hacerlo con una extrapolación de roles, donde se le asignará a cada alumno un rol de la época que queramos explicar, por ejemplo, uno será el Rey, otro será el Herrero, otro será el Mercader, otro será un Cortesano, etc. Podremos ver por ejemplo como funcionaba la economía en la Edad Media desde un punto de vista práctico en el que ellos tendrán que intervenir partiendo de unas premisas que el profesor impartirá, explicando además el rol de cada personaje ha de realizar. Importante, la utilización de las TIC, y para ello, todos los alumnos usarán sus Tablets dotadas de internet para poder desarrollar su papel, procediendo a investigar durante un periodo corto de tiempo su Rol, de qué manera vivían, a fin de que reproduzcan lo encontrado.
Tercera fase, fase de ejecución. Ahora tendrán los alumnos que realizar una actividad en el que se relacionarán de manera activa. Parten de unas premisas, cada uno obtiene un dinero ficticio que se le asigna al profesor, unos tienen más (El Rey, Cortesanos, Caballeros...), otros tienen menos (Herrero, Pastor, Artesano...), otros no tienen prácticamente nada (El Ciego, el Mendigo...). La actividad consistirá en vivir un día en aquella época, en intentar prosperar y depende de cada rol, unos tendrán unas competencias diferentes. Por ejemplo, el Rey tendrá que cobrar impuestos a través de su guardia y a su vez, mandar sobre su Reino, el pueblo se podrá sublevar ante el descontento o vitorearlo en el caso de que fuera un buen Rey, la guardia tendrá que mantener el orden...
Es importante ir guiando a los alumnos en el transcurso de la actividad, lanzando preguntas al aire a fin de que ellos vayan cayendo en actuaciones que realizarían si estuvieran en esa época. A tener en cuenta que estamos ante la fase adquisitiva receptiva y el alumno está captando la información de alguna forma, y que posteriormente, pasa a una fase reactiva extensiva, donde a través de técnicas de extrapolación fomentando la creatividad de todos ellos, adquieren conocimientos de situaciones por la propia experiencia y no solamente en relación a su rol, sino también viendo como actúa el resto de sus compañeros. El profesor utilizará el feedback en el transcurso de la actividad y a su vez, corregirá y guiará a los alumnos que no tengan su rol bien asociado.
Cuarta fase, fase de conclusión o cierre. En esta última fase, los alumnos tendrán que analizar lo vivido en la actividad. Para ello se evaluará de forma grupal donde cada uno intercambiará impresiones en relación a su rol y como veían el resto de roles a la hora de realizar la actividad. Se le invitará a llegar a conclusiones y posteriormente, el profesor corregirá lo que crea conveniente y completará lo procedente.
Hemos procedido por tanto de pasar de un modelo de comunicación unidireccional a un modelo multidireccional, en el que todos se relacionan, que a su vez se compagina con un modelo bidireccional. Véase que antes, el profesor era el único interviniente, el que comunicaba. Por otro lado, el alumno copiaba apuntes para poderlos memorizar. Ahora la comunicación fluye en todos los sentidos, siendo ellos los que han de intervenir para poder realizar la actividad. Del mismo modo, en cuanto a preguntas directas de cada alumno con el profesor sobre situaciones que puedan surgir o sobre planteamientos que realiza el profesor con el alumno, se convierte esa bidireccionalidad en otra fuente comunicativa activa. La retroalimentación mediante el desarrollo de la actividad y preguntas que permitan aclarar dudas es crucial y a su vez, estimular al alumno para que consigan optimizar la clase.
Por otro lado, estamos utilizando un modelo de procesamiento de la información activo (Aragón y Jiménez, 2009), donde es el alumno quien se implica en su totalidad, aprendizaje guiado por el "¿Cómo?".
El rol del alumno como puede verse ha cambiado. Antes procedía a memorizar contenidos tal cual el profesor los decía en clase, mientras que ahora, el alumno se convierte en el protagonista de la actividad siendo el centro de la misma.
Por otro lado el rol del profesor también ha cambiado como puede apreciarse, donde ha pasado de ser un comunicador de contenidos de forma directa, a obtener un nuevo rol, en este caso (González, 2015), pasando a ser como DJ, en el sentido de que ha creado un contenido y experiencia para que el alumno pueda aprender de ella. También pasa a ser el profesor como Coach pues ya no solamente es un mero transmisor de contenidos sino que desafía a los alumnos con actividades y retos que se generan en ellas, a fin de estimularlos.
Como puede apreciarse, la nueva situación de enseñanza-aprendizaje es mucho más productiva, alcanzando la interacción del alumno, fomentando la creatividad, haciendo valer el uso de TICs como medios fundamentales para el desarrollo óptimo de la actividad. Todo ello, con el fin de que el alumno adquiera de manera óptima, los conocimientos marcados como objetivos docentes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Aragón, M. y Jiménez, Y. (2009). Diagnóstico de los estilos de aprendizaje en los estudiantes: Estrategia docente para elevar la calidad educativa. CPU-e. Revista de Investigación Educativa, 9, 1-21.
González, R. (2015). Manual de emergencia para agentes de cambio educativo (pp.53-73). Ediciones Granica.
Kaplún, M. (1998). Una pedagogía de la comunicación. Ediciones de la Torre.
L.G.
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